Torreon, Coah.
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22-Abr-2024
Año
21
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901
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COMENTARIOS AL RAS / 786


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Comentarios Al Ras
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07-06-2021
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UNA ELECCIÓN ATÍPICA; MORENA SE DERRUMBA

La de ayer, fue la elección del ridículo, del oportunismo, del show, la improvisación y la violencia.

Nunca una elección había tenido tantos tintes de farsa y tragedia como la que acabamos de tener.

Se rebajó tanto la política y los políticos, que, en vez de programas, discursos, argumentos y planteamientos serios, hubo bailarin@s, cantantes, payasos, luchadores, artistas, vedettes, influencer de las redes sociales y toda clase de personajes improvisados y ridículos, en busca de un hueso político. Pero esto no fue culpa de estos personajes, no. Fue de los partidos (de todos), que al no tener cuadros que pudieran ganar un cargo de elección, decidieron escoger u ofrecer las candidaturas a estos fenómenos de la política, con tal de ganarles a sus opositores.

Un pequeño recuento de lo anterior, fue  Rocío Pino, una modelo apodada la Grosera, que prometía implantes de senos si la elegían diputada; el Tinieblas, el luchador de la máscara dorada, otro ejemplo del ridículo normalizado. Su partido, Redes Sociales Progresistas, el mismo que promueve a La Grosera, dice defender los derechos de las minorías, pero cuando le preguntaron cómo integraría a la comunidad LGTBIQ+ a su gobierno en la delegación Venustiano Carranza de Ciudad de México, el Tinieblas no supo qué responder. Después de que le repitieron la pregunta, dijo que protegería a las mujeres.

O como Samuel García, candidato a la gubernatura de Nuevo León, que se escondió en las enaguas de su esposa, la influencer Mariana Rodríguez, y que, además, comentaba haber sufrido la mano dura de su padre cuando lo despertaba de madrugada para ir al campo de golf. 

Estas candidaturas silvestres, dice Diego Fonseca, fueron posibles en buena medida por las redes —dice mucho que un partido se llame Redes Sociales Progresistas— han banalizado la política cuando más se necesita vigilancia democrática, debates programáticos y planes concretos para resolver los problemas de fondo de México.

“Ese circo prefigura un futuro desastroso para México. El nihilismo, combinado con la dinámica de las redes sociales, está creando un escenario desalentador y degradante. Más que democracia, vodevil electoral...” agrega Fonseca.

Y sigue: “La campaña electoral mexicana, además de sangrienta e insegura (han sido asesinados más de una decena de candidatos) es un programa de televisión de variedades largo y malo. Y mientras la política del show atrae la atención y el morbo, López Obrador avanza sus ataques contra sus críticos y los organismos de control”.

“...La mismísima política creó las condiciones para que la antipolítica se apropie de la política. Partidos que por décadas abusaron del poder para entronizar una casta autorrenovable (el PRI), formaciones incapaces de ofrecer un cambio sostenible (el PAN) y opositores que fracasaron en crear una vía progresista (el PRD), lanzaron al electorado hacia Morena, un movimiento personalista creado por López Obrador, quien cree ser un padre fundador”.

“...Suele suceder: cuando la oferta electoral tradicional defrauda sin cesar, las sociedades se corren al margen, y hasta 2018, AMLO era el outsider. Pero cuando también falla esa opción limítrofe, la gente puede saltar los límites. Entonces brota el freak show de la Grosera y su oferta de cirugías, golfistas roqueros, luchadores desinformados. Poco se discute de ideas. La conversación gira alrededor de lo estrambótico y febril; estéril para el debate pero productivo para la distracción”.

Dice Diego Fonseca: “La apatía y el enojo siempre buscan un camino y cuando no lo hallan se hacen uno. Las candidaturas más o menos espontáneas son buenas para vehiculizar el hartazgo del momento pero rara vez resuelven la gestión de la cosa pública. Candidatos milagreros siempre hubo; hoy son más porque la crisis de representatividad es extendida y son más visibles porque la posibilidad de hacerse oír es ubicua gracias a internet”.

Pero no es todo. En esta elección, vimos como Morena, el partido del Presidente, actuó como quiso, menos como un partido político. Es decir, una organización, con principios, programa, reglas claras y militantes de carne y hueso. Por eso, en vez de postular como candidatos a sus viejos militantes, fundadores en cada región del país, prefirieron buscar a ricos y famosos; a estrellas de diferentes niveles; a compadres del Presidente o de los líderes más encumbrados, al grado de que, en Guerrero, ante la descalificación por parte del INE de Salgado Macedonio, se imponía suplirlo por el segundo inmediato que compitió contra él, pero no, prefirió, con la complicidad del Presidente, imponer a su joven hija, para un puesto de mucha responsabilidad.

O como en Torreón, donde también fue descalificado por el INE, el candidato a la Presidencia, Fernando Salazar y era lógico que fuera sustituido por quien quedó en segundo lugar, pero tampoco fue así, también, con el consentimiento de AMLO, el muchacho, impuso a su padre del mismo nombre, en una jugada burda, creyendo que la gente iba a creer que seguía siendo el hijo, y no el padre, el candidato.

Por todos estos absurdos, estas aberraciones, estos engaños, la ciudadanía les dio la espalda, así como se las dio en otras regiones, por marrulleros, demagogos y traidores para, con quien los llevaron a la Presidencia y a los cargos de elección popular, hace tres años.

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