Torreon, Coah.
Edición:
15-Abr-2024
Año
21
Número:
900
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MI VERDAD / 728


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Por:
Agente 57
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18-01-2020
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POR: AGENTE 57

ARRANCAMOS… Dos actores políticos de la historia reciente de México están inmersos, vinculados o tan solo relacionados con el republicanismo, desde diferentes perspectivas. De hecho, se reconoce su antagonismo en la política mexicana: el expresidente Carlos Salinas de Gortari y el actual presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador. El primero de ellos presidente de México de 1988 a 1999 años después de su mandato, curiosamente escribió sobre esta tradición: “Democracia republicana”. Ni Estado ni mercado: una alternativa ciudadana (2010); de AMLO destaca su libro publicado antes de llegar a la Presidencia de la República: “La Salida”. Decadencia y renacimiento de México (2018). La diferencia que se puede advertir, dentro de muchas, es que Salinas de Gortari escribió sobre el republicanismo años después del ejercicio de su mandato presidencial (2010-2011),caracterizado por el fallido neoliberalismo, mientras que López Obrador lo hizo como plataforma para su gobierno (2018-2024); en ese sentido, la polémica no solo es en torno de AMLO, sino sobre la joya de la corona: el ciudadano. Fijado este escenario, con el arribo de un nuevo grupo político es importante analizar cual es el rumbo que el actual gobierno sigue dentro de la tradición política, hacia donde se dirige, si la dirección emprendida es idonea o no, que antecedentes tenemos de ello en la historia política, que tradición sigue el nuevo presidente dentro de la filosoffía de la ciencia política. La postura de AMLO se esboza sobre la construcción de un nuevo orden social, lo que ha causado preocupación a miles de ciudadanos que se preguntan cual y como será ese cambio; que régimen político sigue la narrativa del presidente, si se parecerá a Venezuela, si AMLO es un autoritario, populista, demagogo o republicano. Muchos ciudadanos nos encontramos en la incertidumbre por el derrotero de la línea política que sigue este gobierno. Podremos tener diferencias o preferencias, incluso interpretaciones diferentes, pero lo que se plantea son algunas ideas que pueden dar pauta a la discución y analisis sobre el destino de nuestro país. Es prudente mencionar que, derivado de la gran inconformidad social por el gobierno de Enrique Peña Nieto, donde, según quedo claro, no se promovió la virtud de la ciudadanía, en la actualidad dicha virtud se presenta como una necesidad de nuestro tiempo. Los años que han arrastrado su pérdida y el dominio de la corrupción política han dejado a las instituciones mexicanas muy vulnerables, a la sociedad mexicana incorforme y con el deseo de un cambio y de que se castigue el saqueo de las arcas públicas. Es necesario recordar que,antes del período electoral, algunas voces señalaban que era el momento de cambiar para apaciguar al pueblo, ya que la pobreza y la desigualdad económica se habían convertido en una olla de presión a punto de reventar. Los actos de corrupción e inseguridad eran insostenibles. Ante el triunfo electoral de AMLO y su arribo a la presidencia, la narrativa del poder ha cambiado, lo que implica la renocación de la política mexicana: nuevos actores con novedosos estilos de gobernar. Desde su campaña como candidato y hoy en el ejercicio de su gobierno, el presidente ha planteado nuevos postuladores que han sorprendido a muchos, aunque otros se cuestionaran si está fuera de contexto o si se trata de ocurrencias del momento político. Es el momento de poder enlazar el pensamiento político de AMLO con una tradición de la filosofía política llamada “republicanismo” teoría donde el actor fundamental es el ciudadano. Esta tradición ha acompañado al hombre en muy diversos momentos de la historia política, desde Solón, Platón y el mismo maestro de Alejandro Magno, Aristóteles, hasta Ciceron, Maquiavelo, Jean Bodín, Montesquieu y Rousseau, entre otros grandes pensadores. “El republicanismo” tiene varias características, pero una fundamental se basa en los derechos políticos de participación, donde, además, la acción individual ha de ser virtuosa. MI VERDAD.- El ciudadano soy yo. N.L.D.M

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