Torreon, Coah.
Edición:
22-Abr-2024
Año
21
Número:
901
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El Reparto Agrario, 83 años después / 717


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Por:
Sin Censura
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06-10-2019
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Edición:

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POR: MIGUEL ÁNGEL SAUCEDO L.

Era 1936 y tenía poco tiempo el general Lázaro Cárdenas de haber ocupado la silla presidencial. Como a sus predecesores, el expresidente Calles le tenía el afecto que se tiene por un testaferro, alguien que fingiría gobernar cuando en realidad estaría cumpliendo la voluntad del Jefe Máximo de la Revolución, como le gustaba ser llamado a Plutarco Elías Calles que, formalmente, había dirigido los destinos del país entre 1924 y 1928 pero que, tras bambalinas, había movido los hilos con los que controló a los que le sucedieron en la presidencia de la República, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez.

Con Lázaro Cárdenas se esperaba una situación similar, una presidencia de la República subordinada a los designios del Jefe Máximo. Pero Cárdenas tenía otros planes, una idea de nación muy diferente a la de Calles. Para construir su proyecto, el presidente Cárdenas fue destejiendo la red de poder militar que Calles había construido desde la presidencia, una red de complicidades que le permitían el control castrense del país. De a poco, el cardenismo fue sustituyendo jefes militares callistas por comandantes que le eran afines hasta que el mismo Calles fue puesto en avión con destino a Brownsville, Texas. Solo hasta entonces pudo Cárdenas iniciar las transformaciones que darían al México el moderno rostro con el que se daba la bienvenida al capitalismo emergente después de la crisis del ’29.

Parte de esa modernización implicaba transformar la estructura agraria del país, terminar con la concentración de la tierra fértil en tan pocas manos que presagiaba más una nueva Revolución que una modernización de la estructura productiva del país. Para ello se repartió entre 1935 y 1937 más tierra de la que se repartió en los años transcurridos entre 1916 y 1934, además de que la tierra repartida era de mucho mejor calidad y, además, acompañada de crédito agrícola y una mayor dotación de agua. La otra característica era que la tierra repartida por Cárdenas, sobre todo en la Comarca Lagunera, debería ser trabajada en colectivo, más por consideraciones técnicas que por cuestiones ideológicas.

Así, la estructura agraria que prácticamente no había sido tocada por la Revolución Mexicana en los primeros años posteriores a la aplicación de la Constitución de 1927, fue trastocada en lo fundamental por Lázaro Cárdenas mediante el Reparto Agrario lo que implicó pasar de un 13 por ciento de las tierras cultivadas por ejidatarios en los años treinta, a un 47 por ciento en 1940. La gran novedad en La Laguna era el colectivismo, la potente organización ejidal que permitía hablar de los ejidos como “haciendas sin hacendados”, dado que la estructura de producción era prácticamente la misma, pero la distribución de la riqueza generada era radicalmente diferente.

Aumentó la cantidad y calidad de la producción, se crearon instituciones como el Banco Nacional de Crédito Ejidal, las escuelas vocacionales de agricultura y el Instituto Biotécnico que potenciaron las posibilidades productivas de los ejidatarios, sobre todo con la participación solidaria de los agrónomos que se sumaron al proyecto cardenista.

Con Manuel Ávila Camacho, que sucedió a Cárdenas en la presidencia del país, se desencadenó la contrarreforma agraria que despojó a los ejidatarios de los instrumentos que el cardenismo les había proporcionado para el desarrollo y conservación de un grado de autonomía que les posibilitara mantener el nivel productivo que tenían y, con ello, el grado de bienestar que alcanzaron con el cardenismo. Posteriormente, con Miguel Alemán, se consolidaría el proyecto anti agrarista que culminaría Salinas de Gortari con la contrarreforma agraria de los años noventa.

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