POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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Imposible que todas las acciones del presidente sean correctas. No se trata de legitimar cada acción gubernamental con la gracia del visto bueno de las mayorías, pues hay medidas impopulares que son necesarias, además de acertadas, aunque la generalidad las descalifique. El actual gobierno ha tenido muchos logros, muchos aciertos, pero no deja de ser un gobierno incipiente, una izquierda neófita en los menesteres de la presidencia de la república. Esto, sumado a esa voraz intención de corregir lo mal hecho en el menor tiempo posible lo que ha generado malas decisiones. Es cierto que uno de los temas que más le han dolido al pueblo a lo largo de su historia es el despilfarro de recursos públicoso el enriquecimiento de muchos políticos a costa de los contribuyentes. Por supuesto que la austeridad esuna magnifica medida para poner orden en las finanzas, tomar decisiones mejor planeadas y cuidar los recursos que son del pueblo, pero hasta una política bondadosa y racionalista como la austeridad debe tener límites, debe ser analizada antes de ejecutarse, debe contemplar efectos que deben ser sopesados y con base en ello, aplicarla de manera inteligente. Hay temas que son nodales, mucho más importantes que el combate a la pobreza, temas como la seguridad o la salud tienen relación directa con la vida misma y deben ser prioridad para un gobierno. Las medidas de austeridad del gobierno federal son plausibles, pero cometieron el pecado de ser genéricas y no establecer prioridades ni sopesar consecuencias. Es comprensible que haya habido recortes a centros de investigación que no investigaban, que haya habido recortes a programas educativos y sociales manchados de corrupción, pero resulta absurdo e increíble recortes en rubros tan axiales que han obligado a personas a tomar instalaciones de un aeropuerto para reclamar el recorte a suministros de personas con enfermedades como el cáncer. Si el gobierno federal encontró nichos de corrupción en el sector salud, se deben tomar medidas como auditorias a fondo, supervisión de ejercicio de recursos, actualización del padrón de usuarios de servicios de primera necesidad, inclusive, suspensión de personal con señalamientos de corrupción, pero jamás limitar los medicamentos y menos aquellos que son indispensables para la vida de mexicanos. Las bondades de la austeridad son indiscutibles, es cierto que el gobierno federal ha logrado ahorros por más de 113 mil millones de pesos, es cierto que se ha combatido la corrupción, es cierto que el ahorro es la antítesis del despilfarro que tanto ha dolido al pueblo mexicano, pero el gobierno no debe perder de vista que hay necesidades que no pueden sufrir recortes. Un ejemplo sencillo sucede en la misma universidad. La austeridad del gobierno federal ha obligado a la UAdeC ha elaborar una estrategia de austeridad y cada escuela debemos elaborar una estrategia propia. Hemos reducido gasto en un 30%, pero la reducción no ha tocado rubros como el material de limpieza o el agua para los alumnos; es decir, hay rubros que simplemente no pueden sufrir mutilaciones súbitas; sino que se debe establecer una estrategia que implique con el tiempo buscar proveedores más baratos o el uso de marcas genéricas. En otras palabras, la austeridad no puede ser una política universal espontánea, sino que debe ser planeada y analizada a fondo de tal manera que se logren los objetivos del ahorro, sin sacrificar en ningún momento necesidades de primer nivel.
