POR: ABEL ALCALÁ H.
En algunos casos todos y en otros la mayoría de los medios orales, escritos, electrónicos, en lugares y reuniones públicos y privados se dan básicamente dos posturas a saber; a favor o en contra de la actuación del presidente de la república, y digo dos posturas porque la indiferencia no es postura es deserción cívica.
La confrontación de los argumentos, datos, evidencias y pronósticos entre los millones de mexicanos sobre el tema del gobierno federal es parte del ejercicio de ser ciudadano y esa actitud fortalece la vida cívica y la democracia.
Dejando de lado las discusiones estériles basadas en meras opiniones caprichosas y en ocurrencias infantiles que no producen nada bueno y saludable, es importante alentar en todos los mexicanos actitudes que fortalezcan al país.
Con el deseo de ayudar a ubicar el debate es prudente definir que más que estar con un gobierno, partido, tendencia, ideología o persona, se debe estar en favor de México, pues México es la patria, es el todo, y ninguna parte es superior al todo.
Quien piense, hable, actúe parcial o partidariamente está mostrando más su interés personal o particular que coloca sobre el bien común que es el bien máximo de todos los mexicanos.
México es el campo natural donde ejercitamos todos nuestros derechos y obligaciones en favor de la familia y la sociedad y la unidad del país viene gracias a que supeditamos los intereses privados y particulares al bien superior de la nación.
Si se pierde de vista lo más importante en un debate puede ocurrir que se desvié la polémica a posturas irracionales y agresivas cuyo resultado es perjudicial para todos.
El común denominador para obtener de los debates buenos resultados a favor de la sociedad es que los participantes sean personas educadas, competentes en el tema y con la información pertinente para fundar sus propuestas, pues hacer lo contrario es comer carne de buey.
Otro denominador es el respeto que se merecen entre sí los participantes en cualquiera debate, sea público, privado, familiar, ocasional o programado, pues sin respeto no hay sana convivencia y nada bueno resulta de esa perorata.
Recordemos que el reto de la actividad política es lograr que la convivencia entre todos los integrantes de una país, estado o municipio sea la más justa y la más feliz (a través de implementar el bien común).
Para que subsista México es indispensable que subsista cada mexicano, que subsista la familia y la procreación de hijos en un ambiente de bienvivir garantizado por la ley y el derecho.
No se trata de abolir, prohibir o desacreditar las discusiones, polémicas y debates que de manera natural u organizada se dan cotidianamente entre todos los habitantes del país, lo que se desea es que esas energías que se invierte ahí den como resultado un bien social, un bien común para todos los mexicanos.
Que interesante sería que los opositores a la forma de gobernar de López Obrador lo manifestarán sembrando un árbol y que los simpatizantes del presidente lo manifestaran haciendo lo mismo.
Y los opositores del gobernante salieran a embellecer sus comunidades y los simpatizantes lo hicieran también.
Que los simpatizantes ayudarán en la limpieza de su ciudad y los opositores también lo hicieran.
Así demostramos que a pesar de las divergencias entre los ciudadanos por la forma de gobernar, México nunca sale perdiendo. Siempre a favor de México, México es de todos.
