Torreon, Coah.
Edición:
22-Abr-2024
Año
21
Número:
901
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LA PIRÁMIDE INVERTIDA / 696


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Por:
Sin Censura
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23-03-2019
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Edición:

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POR: ABEL ALCALÁ H.

Cuando las cosas se ponen de cabeza, es decir, cuando se invierten los papeles, roles y competencias,  en ese río revuelto hay  alguien que sale ganando y hay quien resulta  perdedor, normalmente el pueblo mexicano.

Es el caso de México en donde su organización política se establece en la constitución: “Los Estados Unidos Mexicanos es una república, representativa, democrática, federal y laica; compuesta por Estados libres y soberanos (y estos por Municipios) en todo lo concerniente a su régimen interior...”

El artículo  constitucional 115  establece: “Los Estados adoptarán, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo popular, teniendo como base de su división territorial, y de su organización política y administrativa, el Municipio Libre…”

Finalmente el artículo 40 de la constitución establece: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”.

Según esta disposición constitucional en la base de la pirámide está el Municipio, luego los Estados  y por sobre todos ellos  la gran señora y dominadora de todo, la  Federación.

Se comprende que en el nacimiento de la república mexicana  después de la independencia lograda por Agustín de Iturbide en 1821, la prioridad era la unificación de la nación y no se sabe por qué consigna, casualidad o intromisión externa se escogió una conformación política al estilo de los Estados Unidos de América.

La consecuencia natural de ese tiempo fue la concentración del poder de decisión y la concentración de los recursos financieros y económicos en la Federación.

Pasados más de 160 años de la constitución liberal y neoliberal, ésta se ha reformado innumerable veces, normalmente para mal del pueblo y para bien de lo que se llama Mafia del Poder.

Ahora que Manuel López es presidente de México y encabeza (al fin  caudillo) un transformación de la república, que deseamos que la mencionada transformación  no sea  cosmética o superficial para que todo siga igual,  le proponemos invierta la pirámide de la organización política  y que sean los municipio de todo el país lo que concentren el mayor poder de decisión y los recursos financieros y económicos  que se generan  en ellos.

Dado que en los actuales momentos los Municipios son tratados como la cenicienta por los Estados y luego los Estados  son tratados como vasallos por la Federación, esa situación por el bien del pueblo no debe prevalecer.

Todos sabemos que el pueblo habita naturalmente en un municipio y que es al municipio al que le demanda la satisfacción de sus necesidades a través de los servicios públicos, le exige participación en las decisiones y la planeación a corto, mediano y largo plazo de su municipio y le reclama la seguridad social prescrita en la constitución, paz y la seguridad.

Lo absurdo es que los municipios tienen las obligaciones pero no los medios para solventarlas, pues los Estados y sobre estos la Federación concentra los recursos económicos y las facultades  para disponer de ellos, y si bien les va a los municipios les envían sus migajas con sus respectivas consignas.

Es lógico pensar que a la institución que se le asignan obligaciones para con el  pueblo se le dote de los medios para cumplirlas, por eso se concluye que la pirámide actual de organización política de México es corrupta e insana, antidemocrática y  creadora de miseria.

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